Ya casi todos lo conocíamos pero el encanto de sus cañones, paredes y refugios de roca se nos sigue clavando en la retina como el primer día. descendemos a Sepulveda con el coche, y desde allí comenzamos ruta, volveviendo a subir hacia la meseta para bajar al cañón por uno de sus desagues hacia el río, ya calzados en la bici.La vegetación de la ribera está exuberante, los paisanos dirán que los caminos están sucios y es casi mejor definición, el resto del cañon, incluidas las paredes de humbria con cascadas vegetales verderantes descendiendo desde las grutas como verdaderas caidas de agua verde, está tremendo, agreste, como si de una selva tropical se tratase.
hay que concentrarse al máximo para mantener la compostura en la bici, sin dejar de admirar a todos lados intentamos evitar a toda costa salirnos del el curso estrecho del sendero por la vegetación.
La densa vegetación entorpece el paso a la altura de cabeza y piernas, cuesta mantener firme la vista sin meter la rueda en una zanja o rozarse con los restos del follaje que intentan colonizar el sendero y evitar el tránsito humano por su hábitat de ribera, como si quisieran cerrar el cañon a pasos de curiosos y turistas. No es para menos, pues el mismo encanto del cañón, su fauna y el dibujo de sus paredes y curvas del rio, dilatan continuamente las pupilas y las hacen trabajar zoom aquí, ajuste allá, giro arriba a laderecha,...como si no si quisieran perder nada de lo que vamos dejando atras...
Y ciertamente así, el cañón y su magia influye en el ritmo de la ruta, que baja no solo por la exuberante vegetación que reduce el camino en la vertical más que en su propio trazado, sino por la calma al alma que se respira que hace reducir instintivamente las pulsacionesy aumentar las percepciones sensoriales como para no perder detalle de sonidos y formas.
Así dejamos de rodar a la velocidad de costumbre y nos dedicamos a darle gusto a los sentidos y placer a la vista, todos cambiamos de media de buen guiso y sin pactarlo.
El Río está rojo arcilla terracota, más parece un río de otras latitudes, como si el karst volviera a estar activo en época tropical, arrastrando materiales e incidiendo en su ataque a la meseta de nuevo. A cualquiera podríamos engañar con una foto sobre nuestro viaje a Panamá o costa rica si no fuera por la vegetación de ribera mediterránea que muchos conocerían bien.
Los reyes del cañón, los buitres, que nos observan con mil ojos perfectamente camuflados con la pared y planeando de uno al otro flanco del cañón sin perdernos de vista, se atreven varias veces a hacer rasantes bajas sobre nuestro paso como adviertiendo o señalandonos su estatus dentro de éste entorno. Está claro quien manda aquí...
...Están en época de cria, por lo que aún estarán más atrevidos y espectantes a nuestros movimientos. También por instinto nos damos cuenta que hablamos más "bajito" que de costumbre, como intentando preservar la tranquilidad del lugar, ya no por no hacer mucha molestia a los buitres, sino a mi juicio, por inercia para no perturbar la tranquilidad del lugar, participar de ella y seguir disfrutando de ese ambiente. El resto de ruta discurre con la misma intensidad de ritmo y sensaciones, salvo en algún pequeño tramo juguetón de mayor pendiente, el ritmo es suave con paradas a cada cavidad o cada paraje un poco más impresionante de lo normal, el sendero sigue la pendiente del río por el cauce de suave pendiente encajada en el cañón, las diferencias de pendientes son escasas y cortas para salvar pequeños meandros que se internan en la trazada del sendero que seguimos...
En este sitio es mejor no tener prisa, hay mucho que te puedes perder, y las muchas paradas se hacen insuficientes con tanta cavidad y tantos paredones que ojear con detenimiento. A veces hay que contenerse para no parar no hacer
interminable la ruta, pero otras veces el mismo alma te pide pegar un frenazo para dener la vista con calma ante uno de estos impresionantes paisajes o recovecos.
Así dejamos de rodar a la velocidad de costumbre y nos dedicamos a darle gusto a los sentidos y placer a la vista, todos cambiamos de media de buen guiso y sin pactarlo.
El Río está rojo arcilla terracota, más parece un río de otras latitudes, como si el karst volviera a estar activo en época tropical, arrastrando materiales e incidiendo en su ataque a la meseta de nuevo. A cualquiera podríamos engañar con una foto sobre nuestro viaje a Panamá o costa rica si no fuera por la vegetación de ribera mediterránea que muchos conocerían bien.
Los reyes del cañón, los buitres, que nos observan con mil ojos perfectamente camuflados con la pared y planeando de uno al otro flanco del cañón sin perdernos de vista, se atreven varias veces a hacer rasantes bajas sobre nuestro paso como adviertiendo o señalandonos su estatus dentro de éste entorno. Está claro quien manda aquí...
...Están en época de cria, por lo que aún estarán más atrevidos y espectantes a nuestros movimientos. También por instinto nos damos cuenta que hablamos más "bajito" que de costumbre, como intentando preservar la tranquilidad del lugar, ya no por no hacer mucha molestia a los buitres, sino a mi juicio, por inercia para no perturbar la tranquilidad del lugar, participar de ella y seguir disfrutando de ese ambiente. El resto de ruta discurre con la misma intensidad de ritmo y sensaciones, salvo en algún pequeño tramo juguetón de mayor pendiente, el ritmo es suave con paradas a cada cavidad o cada paraje un poco más impresionante de lo normal, el sendero sigue la pendiente del río por el cauce de suave pendiente encajada en el cañón, las diferencias de pendientes son escasas y cortas para salvar pequeños meandros que se internan en la trazada del sendero que seguimos...
En este sitio es mejor no tener prisa, hay mucho que te puedes perder, y las muchas paradas se hacen insuficientes con tanta cavidad y tantos paredones que ojear con detenimiento. A veces hay que contenerse para no parar no hacer
interminable la ruta, pero otras veces el mismo alma te pide pegar un frenazo para dener la vista con calma ante uno de estos impresionantes paisajes o recovecos.
Domingo:
El resto de compañer@s de ruta ya partieron de regreso el día anterior, yo no puedo perdonarme irme antes de seguir recorriendo al menos otro día más tal enclave, hay mucho por rodar, incluso hemos dejado de lado varios tramos de calzada
romana que me gustaría recorrer buscando huellas del pasado. Después de una pesada tarde de mareos por el sol que nos pegó el día anterior y un poquito de turismo por el pueblo con la bici por supuesto, amanece muy fresco, perfecto para
empezar a rodar prontito, incluso me atrevo a ponerme la chaqueta a primera hora. Sigo desde el final de ruta de ayer, por la Puerta de la Fuerza, un sitio espectacular digno de una peli de moros y cristianos, y me desvío a coger la pista
romana que dejamos atras el día anterior. Sube directa a lo alto del cañón y enseguida se pierde entre bosques de encinas y jaras más típicas de una vegetación salmantina, los caminos están bastante sucios y pedregosos en algunos tramos
pero la pista es grande y marcada, perfecta para hacer kilómetros, dejo atrás infinidad de desvios interesantes que no quiero cojer porque quiero bajar de nuevo al cañón unos pocos km más adelante, al final no se puede, la bajada al cañón tendría que se rapelando o escalando hacia abajo, eso si consigues llegar al borde de la pared, que hasta con el GPS es complicado ya que los caminos se pierden y la vegetación está realmente asalvajada, el desuso de la actividad ganadera y pastoril ha dejado estas zonas más alejadas del "mehollo" turístico de las hoces del Duratón abandonadas a la suerte de las matas, rupícolas y rastreras. Una verdadera lástima pues me confirman oriundos del lugar que los paisajes de los miradores de antaño del borde del cañón son dignos de ver. También me comentan que desde abajo se puede subir a Miguel sancho...yo no conseguí ver ningún acceso posible desde abajo.
Al final no me queda otra que bajar por la carretera al cañón y volver a cojer el sendero del día anterior, la bajada es impresionante tanto por las vistas como por la misma pendiente. Bajando se ven algunas pistas que podrían llevar
a miradores interesantes a la derecha de la carretera. Habría que investigarlas en el mapa primero.
El ultimo tramo muy especial, rodando empapado bajo una tormenta sobre el cañon descargando y retumbando en las paredes con un eco ensordecedor, como si se despertara la bestia dormida del mágico cañón del Duratón.
Al final conseguí que la tecnología estuviera de mi lado y pude hacer una buena ruta para el GPS, igual que esos videos que no pude grabar el sábado por los problemas técnicos ya más que habituales.
Aquí os dejo lo que dio de sí el domingo...
El resto de compañer@s de ruta ya partieron de regreso el día anterior, yo no puedo perdonarme irme antes de seguir recorriendo al menos otro día más tal enclave, hay mucho por rodar, incluso hemos dejado de lado varios tramos de calzada
romana que me gustaría recorrer buscando huellas del pasado. Después de una pesada tarde de mareos por el sol que nos pegó el día anterior y un poquito de turismo por el pueblo con la bici por supuesto, amanece muy fresco, perfecto para
empezar a rodar prontito, incluso me atrevo a ponerme la chaqueta a primera hora. Sigo desde el final de ruta de ayer, por la Puerta de la Fuerza, un sitio espectacular digno de una peli de moros y cristianos, y me desvío a coger la pista
romana que dejamos atras el día anterior. Sube directa a lo alto del cañón y enseguida se pierde entre bosques de encinas y jaras más típicas de una vegetación salmantina, los caminos están bastante sucios y pedregosos en algunos tramos
pero la pista es grande y marcada, perfecta para hacer kilómetros, dejo atrás infinidad de desvios interesantes que no quiero cojer porque quiero bajar de nuevo al cañón unos pocos km más adelante, al final no se puede, la bajada al cañón tendría que se rapelando o escalando hacia abajo, eso si consigues llegar al borde de la pared, que hasta con el GPS es complicado ya que los caminos se pierden y la vegetación está realmente asalvajada, el desuso de la actividad ganadera y pastoril ha dejado estas zonas más alejadas del "mehollo" turístico de las hoces del Duratón abandonadas a la suerte de las matas, rupícolas y rastreras. Una verdadera lástima pues me confirman oriundos del lugar que los paisajes de los miradores de antaño del borde del cañón son dignos de ver. También me comentan que desde abajo se puede subir a Miguel sancho...yo no conseguí ver ningún acceso posible desde abajo.
Al final no me queda otra que bajar por la carretera al cañón y volver a cojer el sendero del día anterior, la bajada es impresionante tanto por las vistas como por la misma pendiente. Bajando se ven algunas pistas que podrían llevar
a miradores interesantes a la derecha de la carretera. Habría que investigarlas en el mapa primero.
El ultimo tramo muy especial, rodando empapado bajo una tormenta sobre el cañon descargando y retumbando en las paredes con un eco ensordecedor, como si se despertara la bestia dormida del mágico cañón del Duratón.
Al final conseguí que la tecnología estuviera de mi lado y pude hacer una buena ruta para el GPS, igual que esos videos que no pude grabar el sábado por los problemas técnicos ya más que habituales.
Aquí os dejo lo que dio de sí el domingo...